En los bosques de Asturias, donde nuestros colmenares se encuentran rodeados de naturaleza salvaje, no es raro que los osos pardos locales se acerquen en busca de este manjar. Su agudo sentido del olfato les permite detectar el dulce aroma de la miel y las abejas desde largas distancias, llevándolos a explorar los alrededores de los colmenares. Aunque estas visitas pueden ser un desafío para los apicultores, también son un recordatorio de la estrecha relación entre los osos y el ecosistema en el que nuestras abejas trabajan.